domingo, 6 de noviembre de 2011

Compromisos políticos

Respondía a una persona interesada en política que hacia referencia a personas nobles que trabajan en algunos partidos políticos uniendo, a mi entender, viejas creencias con diametrales realidades. Hablaba de personas honestas trabajando desinteresadamente en un partido político...en la base.

La respuesta en si es parte del credo de este blog y he considerado que es de interés general.

Ojalá que este pensamiento romántico que tiene de las personas y de los partidos políticos fuese lo suficientemente visible como para no ver la realidad que envuelve la política y centrándonos mucho, en nuestro país.

La realidad es que por mucho que se quiera desviar la atención, la fachada de autoridad, transparencia, legitimidad, coherencia, honorabilidad y honestidad, es solo eso, una fachada llena de pintadas que ya cuesta mucho de sostenerse.

Las palabras vacías de los políticos son tan alejadas de las necesidades de quienes dicen representar que debería considerarse un delito.

Cualquier política que no ofrezca unas cuentas totales, sin partidas ocultas, detalladas a la décima de céntimo, accesible e inteligible por todos y que afronten las responsabilidades civiles y penales que puedan incurrir por el mal uso del estado de poder, no deberían poder representar a nadie.

La realidad es que se hacen acuerdos en los que se intenta eliminar la posibilidad que el descontento general llegue a realizarse en un partido de estas características y les deje sin la cornucopia del poder, el dinero malgastado, desviado o robado directamente representa un porcentaje suficiente como para realizar muchos de los sueños de la ciudadania.

Es cierto que en los corruptos partidos políticos hay personas honestas que trabajan y se ofrecen desinteresadamente por un bien común. suelen ser peones, molestos pero necesarios para dar un mínimo de credibilidad, pero que en definitiva, nunca tiene voz ni voto y son marginados a puestos que no puedan descubrir los otros intereses o sobornados para obtener su silencio.

Si algo es puro y limpio, no lo encontraremos en las viejas estructuras sino en un nuevo pensamiento joven y fresco que tenga como objetivo único e inequívoco el bien común y una jurisprudencia digna y para todos, sin clases ni puertas traseras
 

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