jueves, 22 de mayo de 2014

Entre el susurro y el silencio



Soy consciente que un blog, requiere de cierto ritmo, para despertar un mínimo interés, pero escribir sin un sentido concreto es como las pintadas que asolan paredes y parque mobiliario de cualquier lugar.

Siempre he pensado que soy como todo el mundo, pero por suerte o desgracia, no lo soy.

He intentado varias vías para expresar mi descontento.
He asistido a los plenos del ayuntamiento, intentado comunicar mis inquietudes a la regidora de mi distrito, ser un asiduo del Chat del Alcalde de mi ciudad. He puesto quejas sobre injusticias tanto por vía judicial como por el Sindic de Greuges (al de Catalunya y al local). Incluso gritando en el desierto de internet, desde aquí, donde mis peticiones tiene la misma respuesta.

Siento una gran pena por mis conciudadanos. Cuando miro al suelo y veo la suciedad de los que tiran desperdicios al suelo, escupen o no recogen los excrementos de sus mascotas. Sobre todo cuando todo el mundo se queja de eso. ¿Quien lo ensucia si no?

La situación política actual no proviene de otro lugar que la ineptitud de la sociedad, que somos todos, sobre todo de esa mayoría que votó al PP, al menos los que no tenia un "beneficio" con ello. Todos se quejan y ahora nadie admite el error de haberles puesto al frente con mayoría absoluta.

Yo quisiera que el gobierno esté al servicio del pueblo, que los cargos sean contratos laborables como cualquier otro, sin derechos diferentes, sin prerrogativas, con las mismas consecuencias que cualquier ciudadano, con derecho a ser despedido si no cumple su cometido en un tiempo prudencial (desde luego no 4 años) con despido directo en caso de negligencia grave, como cualquiera.

Yo quisiera una transparencia diáfana y un regulador solvente para los datos que no puedan ser de dominio público.

Yo quisiera que se hiciese justicia, con jueces ajenos a la política, que salvaguarden las leyes que dicte el pueblo, no las que se le impongan.

Yo quisiera una cultura igual para todos. veraz, actual sin edulcorantes ni ponzoñas. La verdad nos hace libres, las mentiras solo vetan.

Yo quisiera una participación activa, en la que cuente cada voto personal en cualquier decisión política, que evite que un supuesto representante, nos engañe a todos.

Yo quisiera una vida, un lugar donde vivir, y un trabajo, donde la vida sea lo principal, el lugar donde vivir inviolable ante intereses deshonestos y el trabajo sea realmente un contrato bilateral donde se ofrece un intercambio justo entre ambas partes, sin desigualdades excesivas ni sometimiento.

Yo quisiera un sindicato dirigido por personas o entidades imparciales, que no dañen al empleado, adjudicándose el dominio de los representantes sindicales, ni que los empleados dañen a la empresa de modo que peligren la continuidad de los mismos puestos de trabajo.

Yo quisiera que como seres vivos, respetemos a los demás, sin imponer la fuerza ni envenenar nuestro entorno en beneficio de unos pocos. De creernos la cúspide de la evolución, cuando tenemos menos nobleza que un perro, menos amor al prójimo que un delfín, e insistimos en matarnos unos a otros no por supervivencia, sino por maldad, oportunismo y un innumerable sinsentido de causas, como matar por un o varios Dios/es.

Estoy seguro que casi cualquiera estaría de acuerdo con, si no todas, la mayoría de mis deseos, pero seguimos aquí, en esta nueva y enmascarada vida feudal a merced de unos cuantos.
¿Porque si la mayoría piensa así, no hace lo que dice?
¿Porque me siento extraño ante mis semejantes?

Dicen que la vida es demasiado -bonita-importante... para perderla. Me gustaría una vida que me pareciese bonita y que temiera perder.
¿Cree realmente que es una vida la del pájaro enjaulado?
¿La del pez en el acuario?. ¿Porque no prueba a vivir en la cárcel toda su vida? allí también estaría cuidado, alimentado y protegido de los "peligros" del exterior.

Para decir que somos inteligentes, no parece que actuemos como tales.

En unos días, tenemos la oportunidad de pasar por las urnas y comprobar que esfuerzo ponemos en conseguir nuestros deseos.

Admirado, Alejandro Magno, quiso conocer a Diógenes de Sinope, y le ofreció lo que quisiera. Le pidió que se apartase, pues le tapaba el Sol.

¿Que podrías obtener de un conquistador, todo obtenido por la violencia, de lo que pudieras estar orgulloso?
Le preocupaba mas lo que podía perder, como la luz del Sol.

Un poco más cuesta comprender cuando estando en el Ágora, fue reprendido por masturbarse, obteniendo por respuesta:
"¡Ojalá, frotándome el vientre, el hambre se extinguiera de una manera tan dócil!"


Cuerdo entre locos o al revés, su acción de protesta sigue vigente 2300 años después.


Aunque sea el desierto, si no gritas, no te oirá nadie.