También como sucedió con el levantamiento de los reinos en desacuerdo procede a aplastar las libertades empleando la fuerza de su mayoría absoluta. Ya pueden despedirte, cobrarte por la sanidad, esperar que te mueras trabajando antes de jubilarte e impedir que reproches nada ahogando tus protestas en una ley que la convierta en delito.
Subvencionará todo esto con tu bolsillo porque como aquel rey, a los cortesanos de que se rodea, propios o foráneos, tendrán trato aparte.
Pero por favor, siga usted viendo el fútbol, ese que unos cuantos con calzón corto tratan de hacer malabares con el balón mientras cobran sumas astronómicas de la que piden a sus clubes que paguen los impuestos por ellos y que estos deben cantidades vergonzosas a hacienda que cubriremos con nuestros bolsillos.
Eso si, no se le ocurra a usted no pagar porque no tiene usted los mismos balones que ellos.
No recuerdo si Carlos I fue de cacería de elefantes, pero si que al final de sus días se retiró ( a su nuevo palacio que pagamos todos, como siempre) a meditar por su improductiva, costosa y vacía vida, muriendo por una picadura de mosquito.
No pienso comprar insecticida este verano.
(*1) Wikipedia
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