El pueblo nunca ha tenido el poder, solo las opciones que le permiten tomar y el si y el no beneficia por igual a quienes gobiernan.
No son importantes los puestos de trabajo, ni los beneficios sociales, aún ni los importantes como la salud o la mismísima libertad. No importa el hambre, las penurias ni la muerte. Solo importa los beneficios, el capital.
Los beneficios siguen existiendo alimentado por el expolio del la clase obrera. Empresas que mueven el 60 % de la producción mundial de las que menos de una cincuentena mueve el 80%, todas ellas ligadas entre si en una telaraña de acciones que unen unas a otras.
Hay unos pocos que oprimen a muchos.
Una sociedad nueva hecha entre todos, para la mayoría, reduciría ambos lados del espectro, los más ricos y los más pobres.
No creo que sean los mas pobres los que pongan inconvenientes.
Somos los vasallos de los nuevos señores donde el derecho de pernada ahora se llama hipoteca.
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