miércoles, 13 de octubre de 2010

Cuando el pasado es inútil

Cuando abrimos el cajón de la mesilla, el armario... encontramos una serie de cosas inservibles que guardamos como recuerdo emocional.
Yo, tan culpable como casi todos, tengo el viejo reloj de mi difunto Padre. No funciona, siempre lo he llevado al mudarme, pero la verdad es que, está ahí, abandonado en un cajón donde ni se contempla ni tiene utilidad. Solo es un reloj, viejo, que no antiguo, sin valor que ya no marca las horas.

Nos cuesta desprendernos de cosas que no utilizamos.

Unas, porque quedaron caducas y tenemos otra nueva, como esa colección de móviles inútiles que guardamos para nada,

Otras, por si un día necesito...
aquella ropa que nos gustaba tanto pero que ya no nos la podemos poner ( y alguno lo guarda con la esperanza de poder)

Las emociones es algo que procesa la mitad de nuestro cerebro, mientras la otra es incapaz de comprenderla. El punto de equilibrio entre ambas nos define.

Es común equivocarse si valoramos las cosas con el lado equivocado.

No necesito el reloj para recordarle, siempre lo tengo presente.
El peso de ese reloj, es realmente inútil.

Cuando de lo que hablamos es de política, hablamos de como y en qué será usado, el fruto de nuestro trabajo convertido en impuestos.

Esto quiere decir que no hay sentimentalismo que tenga que ver con esta decisión.
No puedes decidir con el corazón, has de hacer frente a la realidad y puede que no te encaje.

Excepto en el periodo de transición, son dos los partidos que han predominado y los demás se casaban con quien más les beneficiaba y el que lo hicieran no tenia nada que ver con el corazón.

Mira a tu entorno y dime que ves, cuantos parados y cuantos trabajando cobrando  lo comido por lo servido.
¿Y con esta crisis como sigue viviendo tan bien los mismos?

No es que puedas hacer mucho, puedes votar pensándotelo muy bien
Puedes votar, por costumbre, porque siempre he votado al mismo...
Incluso puedes no creer en nadie y votar en blanco para dejar bien claro que NO te gusta que las cosas sigan así.

Claro, también puedes no ir a votar, renunciar al único derecho que tienes.
Puedes pasar de ello y ayudar a que las cosas sigan haciéndose mal, como tu si no lo haces.

2 comentarios:

PUNT 7 © dijo...

Sí, me gusta guardar cosas que simbolizan algo para mí. No guardo móviles viejos si ya no tienen utilidad, pero si guardo aquellas cosas que me transportan en mi mente a otro tiempo y a otro lugar. Me ocurre igual con ciertos olores de perfumes o colonias que identifico con ciertas personas, o el olor de pan tostado, que me recuerda a mi abuela, cuando me preparaba pan tostado por las mañanas en verano, cuando yo era pequeña. Y lo mismo me ocurre con la música, de repente, escuchar una melodía que hacía tiempo que no escuchaba me lleva, en mi mente, a aquel lugar y aquella situación.
Al fin de al cabo, somos lo que somos, no sólo por lo que nos enseñan y hemos aprendido, sino por nuestras circunstancias, y nuestras vivencias, que nos hace diferentes a los demás. Tener presente el pasado, nos ayuda a enfocar el futuro. Y sentirme ayudada por pequeños detalles, me reconforta. Sí, soy de las que guardan objetos aparentemente inservibles para los demás..., pero no para mí.
Un cordial saludo!!!

Anónimo dijo...

Gracias Punt 7 por tu comentario.

Como decía en las primeras líneas, yo también guardo cosas que no tienen otro valor que el sentimental.
El artículo trata de diferenciar y utilizar nuestros dos hemisferios, el derecho, sensitivo y el izquierdo racional.

No siempre encuentro una comparación como ejemplo, que sea clara. Al parecer doy muchas cosas por supuesto.

Gracias por la puntualización.

Efectivamente, como Humanos, utilizar los sentimientos positivistas está bien. Pero todos tus recuerdos están en ti. No necesitas el olor del pan tostado para recordar a tu abuela, pero si es normal que un olor, un objeto, una imagen, gracias a nuestra conectividad sináptica nos lleven a un nuevo pensamiento relacionado.

Pero sin perder ese horizonte el pasado debe ser un trampolín que nos ayude a superar los errores pasados y no una cama donde reposar sobre ellos.

En Política debemos quedarnos con los logros y desdeñar lo erróneo, que nos ha llevado a esta actualidad.

Liberarnos del peso de antiguas cuitas territorialistas o rencillas del pasado, no tienen sentido en la actualidad y resultan un lastre.

Al igual que Diógenes, que apenas tenía como pertenencias un zurrón una capa y un cuenco, del que se desprendió al ver a unos niños beber agua con las manos (formando un cuenco) con eso se quitó el peso de trasportarlo.

Tu gran sensibilidad, que te honra, no pudo ver lo que escondía la metáfora.