Tengo un Dejá vu en este tiempo convulso, aun, en Cataluña.
Como una mosca que pretende atravesar la ventana cerrada, que no comprende que aunque no lo ve, no puede llegar a su destino.
Me siento como la botella que porta un mensaje en la
inmensidad del mar, ignorado, invisible y con más probabilidades de chocar
contra una roca o engullido por un escualo antes de caer en manos de alguien
que ni siquiera pueda entender que pone en la nota.
La Generalitat sigue en su cruzada personal, ignorando las
necesidades de su pueblo, tanto a las que dicen representar, pero sin dar una
explicación clara de a que y como conduce eso, como el Brexit, que si no
mintieron no dijeron la verdad y busque usted las 7 diferencias.
En cuanto a los que no somos representados, porque pensar de
otra manera, o simplemente pensar, ya te suma al saco de los ignorados, debemos
hacer frente a la masa agitada, que aunque individualmente pueda tener un
razonamiento coherente, se diluye y la masa se comporta como una gran ola que
causará daño vaya en la dirección que vaya.
La representación del estado también nos abandona, ya sea
por las presiones externas o por los pactos internos. La cuestión es que el
estatus quo de quien está en el medio es recibir bofetadas de ambos lados.
Si he de sentir algo, es la indefectible levedad del ser, a
merced de las aguas que me lleven porque no tengo brazos para remar ni motor
que me impulse. Las manifestaciones en uno u otro sentido solo demuestran la
manipulación mediática en que se convertirá según el cristal con que se mire.
No faltarán los que crean que hay que luchar por lo que se
cree. Si a estas alturas, luchar sigue siendo la solución, nada habrá cambiado
desde la edad de piedra, excepto la rapidez y simplicidad de matar a muchos con
el menor esfuerzo.
La posibilidad de un mundo mejor está ahí, a nuestro
alcance. Solo necesitamos una cultura base común, sin manipular. Una enseñanza
global. Una actitud que favorezca las mejores cualidades y ayude a abandonar
las temibles. Una sociedad basada en un gobierno justo, monitorizado por un
pueblo juicioso, educado.
Todo lo demás saldría de ahí. Mientras tanto sigo solo en
medio de este mar embravecido, pensando en si la creencia de un mundo mejor es
signo de una gran esperanza o de una grave enfermedad.
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