jueves, 5 de abril de 2018

El rompecabezas nacional






Mucho se ha hablado, se habla y se hablará de Cataluña. Depende de tu ubicación, tus costumbres, tu ideología y de tus fuentes de información darán una posición sobre este asunto.

El tema catalán no es un tema solo de catalanes, cada uno puede tener su opinión particular, pero el hecho es que, por una gran mayorías, todas las comunidades son parte del estado español, y así lo decidió el voto de los ciudadanos en la constitución de 1978.

Entiendo que el mundo cambia y que no todo es inamovible pero cualquier acuerdo que quiera implementarse sobre el existente, atañe a la unidad conseguida por la constitución vigente.

Quizás algunos crean que es necesario un cambio a la constitución actual que incorpore supuestos no establecidos anteriormente, o cambiarlos radicalmente.

Nuestra democracia es una monarquía parlamentaria, una democracia indirecta o representativa en la que el pueblo lega a los candidatos elegidos el poder. Esto es particularmente curiosos porque en nuestra constitución, en su artículo 1.2 dice: “La soberanía nacional reside en el pueblo español

Si bien es cierto que el pueblo español, ha decidido el tipo democrático actual, también está capacitado para cambiarlo.


Por ejemplo, cambiando su democracia indirecta por otra más activa en la que la decisión de la mayoría de los españoles y no de representantes tenga valor (como en una democracia directa)

Dejando aparte las opiniones más extremas, las basadas en el desconocimiento y el absurdo, las decisiones sobre cualquier cambio debe partir desde el último gran acuerdo que fue nuestra constitución, aprobada por 87,78%

Dentro de ella se pueden hacer las consultas que otorgan al pueblo todo el poder de una democracia directa, contemplada por nuestra constitución, con un referéndum, pero este no puede ser manipulado y tratar de que un pequeño grupo se imponga al acuerdo nacional.

¿Quieres cambiar el país a una república?,  Tendrán que contar con los trámites establecidos y consultar al pueblo soberano, que no es Cataluña ni ninguna otra autonomía, sino el pueblo español.
En su unidad radica su poder y la soberanía.

Después de lo sucedido últimamente en Cataluña, Se suele juzgar a todos por el mismo rasero. La visita de Otegui y las acciones violentas que se están dando, no se hace extraño pensar en la similitud con la kale borroka.

Para los catalanes que vemos con preocupación como son manejadas las personas, las ideologías, la política en un beneficio basado en una mentira similar al Brexit y el uso de la fuerza, tanto física como intimidatoria a todos aquellos que no opinen lo mismo, la situación produce una gran pena, ansiedad y sensación de privación de derecho y de apoyo, por un estado, poco o nada favorable en esta situación.


Puedo aceptar cualquier opinión dentro del marco legal, que es lo único que tenemos, me parece bien cualquier iniciativa que se formule y tenga un valor para una mayoría.

Pero me parece absurdo sufrir el ultraje que sentimos los españoles, especialmente los catalanes cuando oímos hablar de presos políticos, sobre personas que han utilizado el fondo público para financiar sus propias ideas, usando el voto depositado en ellos, por temas que no están de acuerdo todos los votantes en las direcciones tomadas fuera de las manifestadas en su candidatura electoral.

El PP tardó 3 meses en incumplir todas sus promesas electorales y ahí están, sin un método eficaz de control, haciendo con el voto de los crédulos que apoyaron sus promesas y que le otorgan un poder durante años, sufriendo la vergüenza de las imputaciones en diferentes delitos y faltas mostrando un fallo en la separación entre el poder político y el judicial. Por supuesto es aplicable a otros partidos e instituciones como sindicatos que permiten contrataciones lamentables, situaciones de dominio de las empresas en las juntas sindicales y ahora inmiscuirse en la política, demostrando un mayor desprecio sobre la clase trabajadora, redirigiendo recursos y esfuerzos a algo alejado de su cometido que no cumplen eficientemente de por sí.

La ilusión de una democracia directa es una auténtica utopía. No hay una formación en la enseñanza para ello y la confusión con la democracia popular sería prácticamente inevitable, pudiendo tener las consecuencias que se observan en los países de la antigua unión soviética que abrazaron esta opción y que tantas similitudes tiene con el conflicto que vivimos.

En las elecciones pasadas ya se mostró que la mayoría no quería una independencia, pero también es cierto que el voto dado a otras formaciones muestran un descontento, no siempre bien canalizado bajo mi punto de vista, sobre diferencias serias con otros aspectos de la política general creyendo, inocentemente, que separándonos de ella no iba a tener la misma incidencia.


Si algo ha demostrado la historia es que el poder corrompe y manipula.
Recordemos lo sucedido en el gobierno del III Reich, donde se manipuló con facilidad a la población, la misma que sigue llorando sus decisiones pasadas.

Por desgracia, el sentimiento patriótico no es una de nuestras mayores virtudes, pero históricamente no hemos tenido ocasión, aparte de conflictos que aunaran al pueblo en una causa común, no ha habido ocasiones propicias para ello. 
Ahora sería un buen momento para empezar, comenzando por no sentirnos avergonzados de ser españoles por la imagen que muestran nuestros dirigentes que hacen de nuestro país chiste y chirigota, perdiendo otros adjetivos más honrosos que nos representaban por todo el mundo.


Tu opinión no es la única. Cuenta con las demás.

Imagen base:  Copyright © Seguridad Social 2018

No hay comentarios: