jueves, 27 de abril de 2017

La falta de confiaza


Foto cedida por C.R.G.

La sociedad se mueve rápida y no da lugar a cosas básicas como pensar. A nuestro alrededor veremos carteles que dicen qué debemos comprar, beber, usar, votar...

La competitividad, el ¡bueno, bonito y barato!, ¡lo mejor de lo mejor!... normalmente nada cumple con las expectativas y la competitividad queda para los escalones más bajos de la sociedad, los cargos más destacados no son accesibles para la mayoría. Incluso en nuestra democracia no puedes elegir a cualquiera, tienes unas listas cerrada y unas personas en concreto y normalmente no cambia significativamente nuestras vidas gobierne quien gobierne.

¿Seré menos (poner cualquier adjetivo) que los demás?

Los currículums se deben hacer a la medida de lo que buscamos, cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.
Las titulaciones valen más que los conocimientos en sí.
No todos servimos para todo, pero si todos servimos para algo mejor que otros. Todos somos útiles y necesarios.

El agricultor tiene un trabajo determinado que requiere especialización, a la mayoría se nos mueren las plantas de las macetas. Sin embargo, este esfuerzo se ve menospreciado y vende el total del producto a un precio de "mercado" que casualmente siempre es a la baja en el momento de la venta, como si el exceso de oferta por temporada tuviera relación con el esfuerzo o la calidad.
Los excesivos  intermediarios, añaden un valor muy superior al original y cuando llega a nuestras manos, el valor alcanza límites que dejan claro que beneficiarse del trabajo ajeno es más lucrativo que producir.

Con la cabeza gacha, seguimos trabajando bajo el látigo del miedo a perder el puesto Estamos infravalorados respecto al resto de los trabajadores europeos, pero no crean que nuestro rendimiento es menor. Somos trabajadores pertinaces, pero los mandos intermedios y los superiores de las empresas suelen ser responsables de la baja productividad, con sus malas decisiones, sus desvíos de capitales, su ingeniería económica y su menosprecio al activo más importante de una empresa, sus trabajadores.

Es posible que muchos empleados sean de baja cualificación. En algunos casos, los pactos con los sindicatos, vendidos, imponen esta calificación por los motivos de siempre.

Otras veces es por falta de titulaciones y ¿Quien es el responsable de la enseñanza?. De nuevo los cargos políticos se lavan las manos de sus responsabilidades, como si pudieran con ello eliminar una mancha que no les abandonará jamás. Suyos son el fracaso escolar, la pérdida de nivel educativo general y la imposición de menor cualificación que el resto de Europa.

Pero también hay trabajadores cualificados, infravalorados como a los demás, deben emigrar a otros países para ser reconocidos, los encontrarán en las mejores clínicas, universidades, en las agencias espaciales, en cadenas de comunicación... Los que sigan aquí los reconocerán por su mirada profunda y triste, preguntándose porqué...

Si, es cierto que muchos trabajadores tienen un bajo rendimiento, desidia... pero si te pagan menos que en casi cualquier otro país y te tratasen como se suele tratar al subordinado, puede que no se justifique, pero se entiende perfectamente.

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